Salmos 18:28

Salmo 18:28











Tú encenderás mi lámpara.
Salmos 18:28

Tal vez mi alma esté sentada en tinieblas, y si éstas son espirituales, ningún poder humano podrá iluminarme.
¡Bendito sea Dios! Él puede alumbrar mis tinieblas y encender inmediatamente mi lámpara. Aunque me vea cercado de tinieblas «tales que puedan palparse», sin embargo Dios puede
disipar la oscuridad y hacerla luminosa en mi derredor.

Su misericordia consiste en que si Él alumbra mi lámpara, nadie la podrá apagar, ni tampoco se apagará por falta de aceite, ni se consumirá en el transcurso del tiempo.
Las luces que el Señor encendió al principio, brillan todavía en el firmamento. Tal vez sea necesario limpiar las lámparas del Señor, pero Él no las apaga.

Yo, pues, cantaré en la oscuridad como el ruiseñor. La espera me proporcionará la melodía y la esperanza elevará el tono, porque pronto brillará para mí la lámpara de Dios. Ahora estoy triste y pesado. Tal vez provenga este estado mio del tiempo, de mi debilidad corporal, o de alguna prueba inesperada; empero cualquiera que sea la causa de mi oscuridad, el Señor la disipará. Mis ojos están fijos solamente en Él. Pronto la lámpara del Señor arrojará su luz sobre mí; y más allá, a su tiempo, estaré donde no necesitaré de ninguna lámpara, ni de la
luz del sol. ¡Aleluya!

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