“Dios habla a los hombres por medio de sus siervos, dándoles amonestaciones y advertencias, y censurando el pecado. Da a cada uno la oportunidad de corregir sus errores antes de que se arraiguen en el carácter; pero si uno se niega a corregirse, el poder divino no se interpone para contrarrestar la tendencia de su propia acción. La persona halla más fácil seguir su curso. Va endureciendo el corazón contra la influencia del Espíritu Santo. Al rechazar después la luz se coloca en una posición en la cual aún una influencia mucho más fuerte será ineficaz para producir una impresión permanente.
El que ha cedido una vez a la tentación cederá mas prontamente la segunda vez. Toda repetición del pecado aminora la fuerza para resistir, ciega los ojos, y ahoga la convicción. Toda simiente de indulgencia que se siembre dará fruto. Dios no obra milagros para impedir la cosecha. “Todo lo que el hombre sembrare eso también segara”. El que demuestra una temeridad infiel, una indiferencia necia hacia la verdad divina, no cosecha sino lo que ha sembrado. Es así como las multitudes cosechan con obstinada indiferencia las verdades que una vez conmovieron sus almas. Sembraron descuido y resistencia hacia la verdad y eso es lo que a su vez recogen.
Los que están tratando de tranquilizar una conciencia culpable con la idea de que pueden cambiar su mal curso de acción cuando quieran, de que pueden jugar con las invitaciones de la misericordia, y todavía seguir siendo impresionados, lo hacen por su propia cuenta y riesgo. Ponen toda su influencia del lado del gran rebelde, y creen que en un momento de suma necesidad, cuando el peligro los rodee, podrán cambiar de jefe sin dificultad. Pero esto no puede realizarse tan fácilmente. La experiencia, la educación, la práctica de una vida de pecaminosa complacencia, amoldan tan completamente el carácter que impiden recibir entonces la imagen de Jesucristo. Si la luz no hubiese alumbrado su senda, su situación habría sido diferente. La misericordia podría interponerse, y darles una oportunidad de aceptar sus ofertas; pero después de que la luz haya sido tanto tiempo rechazada y menospreciada, será, por fin, retirada”
Fragmentos de: El origen y el destino. WHITE
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